La Ecimat acogió el primero workshop científico del proyecto europeo Life Seacan
Comienzan los muestreos para valorar el impacto ambiental de las conserveras en los ecosistemas marinos
Los nuevos sistemas de depuración comenzaron a probarse en marzo y se realizan análisis cada tres meses
D. Besadío | Vigo
Con un presupuesto de 1,7 millones de euros y cofinanciado en un 60% por la Comisión Europea, la finales de 2015 echó a andar el proyecto Life Seacan con el objetivo de demostrar la aplicación de dos tecnologías basadas en procesos de biopelícula para el tratamiento de aguas residuales procedentes de la actividad industrial conservera de pescado. Por el momento aún no se decidió de forma definitiva que conservera albergará el prototipo «el plazo de ejecución del proyecto es de tres años y medio-, pero el equipo de la Universidad de Vigo que está participando en el proyecto lleva desde lo pasado mes de marzo realizando muestreos preliminares con el objetivo de comenzar a poner la prueba esta metodología, valorar el posible impacto ambiental de un emisario de estas características y tener una idea de la variabilidad temporal de los resultados.
Es una de las novedades de las que se informó este viernes en el workshop de presentación de un proyecto, Life Seacan, que está coordinado por la empresa Cetaqua Galicia, y en el que participan como socios, además de la propia institución académica viguesa, la Universidad de Santiago de Compostela y Cetaqua Barcelona, entidades que cuentan también con la colaboración de la Asociación Nacional de Conservas de Pescado, Anfaco-Cecopesca, cuyo secretario general, Manuel Vieites, participó también hoy en este encuentro.
La cita tuvo lugar en la Estación de las Ciencias Marinas de Toralla y en ella participaron especialistas de la mayor parte de las entidades participantes. Se encargaron de darles la bienvenida el director del centro, Jesús Souza Troncoso, profesor del Departamento de Ecología y Biología Animal y uno de los investigadores implicados en el proyecto, y el director del Campus del Mar, Emilio Fernández. «Esperamos que los resultados del proyecto contribuyan a solucionar, a ser posible, el problema de los vertidos de la industria conservera y, si no, al menos que ayuden a mejorar de una forma sustancial a calidad de las aguas de estos vertidos», indicó el principal responsable de Campus del Mar, que se refirió la esta problemática como un tema «clave» por sus implicaciones tanto a nivel ecológico cómo económico, ya que estos vertidos se hacen a un bien común, el sistema acuático, con multiplicidad de usos: extracción de recursos, turismo, conservación natural… «Si actuamos con inteligencia tenemos suficiente talento dentro de nuestro sistema como para visibilizarnos internacionalmente y liderar algunas de las áreas de relevancia en este campo», indicó Fernández.
Emilio Fernández e Jesús Souza Troncoso na apertura do workshop Foto: Cetaqua
En la búsqueda de información y herramientas para mejor la gestión de los vertidos
Dentro del Proyecto Life Seacan, la Universidad de Vigo es el socio responsable de una de las acciones de implementación del incluso. Esta acción consiste en el análisis del ecosistema bentónico (el asociado al fondo marino) en la zona potencialmente afectada por el emisario que vierte las aguas residuales de la planta conservera en la que se instale el prototipo de depuradora. Los objetivos de esta acción sonido detectar y valorar si en el ecosistema existe o no un impacto causado por el vertido de aguas residuales y, en caso de que exista tal impacto, identificar que factores o características del vertido están afectando al ecosistema. Además se trata también de valorar el efecto del empleo de los nuevos sistemas de depuración en la mejora de las condiciones ambientales de la zona. «De este modo, la acción liderada por la Universidad de Vigo facilita una de las principales medidas del impacto ambiental del proyecto», explicó el investigador Fernando Aneiros, al tiempo que insistió en la necesidad de emplear el conocimiento generado a través disteis estudios para proporcionar a las autoridades competentes información y herramientas que ayuden a mejorar la gestión ambiental en relación la este tipo de vertidos.
Para conseguir este objetivos el equipo vigués está estudiando, tanto en zonas potencialmente afectadas por los vertidos como en zonas «control» («con la finalidad de comparar los resultados obtenidos en ambas») y de forma repetida en el tiempo («para detectar se existe una variabilidad significativa a nivel temporal en los resultados, así como para evaluar el efecto causado por la instalación del prototipo») diferentes aspectos y variables. «Tenemos que estudiar la estrecha relación entre el medio bentónico, el fondo, y el medio pelágico, es decir, la columna del agua», explicaron de manera muy resumida Aneiros y Marina Gómez, otra de las investigadoras implicadas en el proyecto.
«La integración de los resultados relativos a las comunidades bentónicas y los de las diferentes variables ambientales permitirá una mejor comprensión de la situación del ecosistema, de su funcionamiento, del nivel de impacto de las aguas residuales y, de ser el caso, de la forma en que tiene lugar ese impacto», apuntó Aneiros.
El proceso de producción de conservas se caracteriza por uno elevado consumo de agua
El proceso de producción de conservas caracterizara por uno elevado consumo de agua (2 litros/lata), lo que anualmente representa un total de 8,6 millones de metros cúbicos. De la depuración de esas aguas residuales antes de ser vertidas al mar depende la buena salud del ecosistema marino prójimo y, por eso, el proyecto Life-Seacan apuesta por el uso de procesos de biopelícula, que se caracterizan por la depuración de las aguas residuales con un efluente de una calidad notablemente alta y con una reducción simultánea del consumo de energía (como mínimo, un 20%) y de la huella de carbono (reducción de un 25%).
Al amparo de este proyecto y hasta febrero de 2019 los investigadores e investigadoras de las diferentes instituciones implicadas tratarán de evaluar las potencialidades de estas innovadoras tecnologías para la mejora de la calidad del agua vertida. Estos procesos de biopelícula fueron aplicados con éxito en diversos sectores industriales, pero aun no fueron empleados la escala real para efluentes de conservas de pescado. Para analizar su eficacia este proyecto apostó por Galicia, ya que en las Rías Baixas se concentran el 80 % de las empresas de conservas de pescado españolas y este sector representa el 2,8% del PIB gallego.