La mayor parte de las especies son de aguas profundas y viven a más de 400 metros de la superficie
Una tesis identifica en el banco de Galicia 139 especies de peces de 62 familias diferentes
Rafael Bañón analizó los resultados de 22 campañas de investigación realizadas entre 1980 y 2011
D. Besadío | Vigo
Con 75 kilómetros de largo y 58 de ancho no fue hasta 1964 que se supo de la existencia del llamado banco de Galicia, una montaña submarina ubicada a unos 200 kilómetros a los oeste de cabo Touriñán en Muxía. Ahora, cuarenta años después, el biólogo Rafael Bañón acaba de presentar una tesis de doctorado en la que analiza, como no se había hecho en ninguno otro estudio previo, la composición taxonómica y los aspectos biogeográficos del conjunto de peces que habitan este lugar. La investigación dio como resultado la identificación de 139 especies de peces marinos de 62 familias diferentes, siendo Trachichthyidae y Moridae las familias mejor representadas, debido a la gran abundancia del reloj mediterráneo Hoplostethus mediterraneus (Trachichthyidae) y Lepidion lepidion (Moridae).
«Como consecuencia de las artes de pesca utilizadas y de su selectividad interespecífica, la fauna bentopelágica es la mejor representada, si bien el listado recoge especies de toda la columna de agua: epipelágicas, mesopelágicas, batipelágicas, batidemersais y bentónicas», explica Bañón, investigador del Instituto de Investigaciones Marinas (CSIC) que hace hincapié en que el conocimiento actual de la ictiofauna del banco es el resultado de 22 campañas de investigación realizadas desde 1980 hasta 2011, tanto de carácter exploratorio, con barcos de pesca comercial, como de investigación oceanográfico-pesquera, realizada en buques oceanográficos. «Aunque los objetivos y la metodología de ambos tipos de campaña difieren ligeramente, el objetivo final es muy similar, se trata en ambos casos de conocer la composición de los organismos de la zona estudiada, así como su distribución y abundancia», explica el autor.
El banco de Galicia es una montaña submarina situada a 200 km de cabo Touriñán (Muxía)
Elevado porcentaje de especies vulnerables
La mayor parte de las especies registradas son de aguas profundas, viven habitualmente a más de 400 metros de la superficie, y la inmensa mayoría, por sus características biológicas y ecológicas, son considerados como altamente vulnerables. Estas especies presentan, según destaca el autor de la tesis, elevada longevidad, crecimiento lento, baja fecundidad, madurez tardía y elevada vulnerabilidad a las actividades humanas y los cambios naturales en el ecosistema. «Como consecuencia del carácter costero de esta zona también es notoria la ausencia de endemismos, de manera que la totalidad de especies registradas están presentes en aguas del Atlántico europeo», destaca Bañón.
En cuanto al estado de vulnerabilidad de cada una de las especies los resultados son distintos dependiendo del criterio empleado. Según el listado de OSPAR, el convenio sobre protección del medio marino del Atlántico nordeste firmado en 1992, solo cinco especies (3% del total) están consideradas cómo amenazadas, cifra que sube la nueve (6%) según la lista roja de UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) y la 58 (42%) según FishBase, la mayor base de datos con información sobre pescados. «Este último está considerado el criterio más apropiado ya que es lo que contiene un mayor número de información mientras que el listado de UICN carece de información sobre muchas especies», aclara Bañón, que destaca entre las más amenazadas está el grupo de elasmobranquios (tiburones, rayas, mantas…), con 31 especies, de las cuales 19 (61%) se encontrarían amenazadas según FishBase.
Ejemplar de ‘Bathygadus melanobranchus’
Espacio marino protegido
«La alta biodiversidad encontrada y el importante porcentaje de especies vulnerables hace muy necesario la protección del banco y ratifica su declaración como Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) realizada recién por la Unión Europea», destaca el autor de la tesis, dirigida por el profesor de la Universidad de Vigo, Alejandro De Carlos, y el investigador del Instituto Español de Oceanografía, Alberto Serrano.
Si bien la flota pesquera artesanal apenas trabajaba en la zona, debido la que está demasiado lejos de la costa, existió cierta actividad de los buques del arrastre en los fondos sedimentarios del oeste y enmalles y palangres en los sustratos rocosos del este. Lejos de afectar al sector pesquero, a juicio de los expertos, la denominación como LIC de esta zona será beneficiosa para la flota, ya que, al ser lugar de exportación de biomasa, provoca la atracción de más fauna marina hacia suyo entorno.
Ejemplar de ‘Halosauropsis macrochir’
Los tiburones, especies de especial interés
Este estudio permitió el descubrimiento de numerosas especies de peces desconocidas no solo para Galicia y España sino incluso para aguas europeas. Debido a su interés científico diversos grupos taxonómicos fueron objeto de especial estudio. Este fue el caso de los tiburones del género Apristurus, lo que comprende un grupo de patarrojas de aguas profundas y amplia distribución. «Este género está considerado cómo uno de los más diversos y taxonómicamente confusos entre los elasmobranquios, debido a la gran cantidad de especies poco conocidas y su semejanza morfológica», explica Bañón, que apunta que se capturaron 20 ejemplares de Apristurus, entre 1460 y 1809 metros de profundidad, de los cuales 18 fueron Apristurus aphyodes, un Apristurus melanoasper y otro Apristurus profundorum y, hasta lo de ahora, «sólo había descrita otra especie de este género en aguas españolas, Apristurus laurossonii, en las islas Canarias».
En el caso de la familia Halosuridae contiene actualmente 16 especies de peces bentónicos o bentopelágicos que se encuentran en todos los océanos desde los 500 hasta los 5000 metros de profundidad. «Encontramos 33 ejemplares de cinco especies distintas, entre ellas A. oleosa, constituyendo esta un nuevo límite norte de distribución para lo Atlántico oriental», subraya el investigador.