Detectan un aumento de la presencia de moluscos tropicales en la costa atlántica

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Investigadores de Ciencias del Mar detectan un aumento de la presencia de moluscos tropicales en la costa atlántica española

Estudian la relación entre las alteraciones en la distribución de estas especies y el cambio climático

M. Del Río | Vigo
Un equipo de investigadores gallegos lleva varios años estudiando los cambios en la distribución de los moluscos gasterópodos en la costa atlántica de la península ibérica. Su objetivo inicial era crear un mapa de la distribución de las especias en la actualidad para, comparándolo con datos de hace décadas, determinar los avances y retrocesos de las poblaciones. Tras culminar esta etapa, ahora comenzó un nuevo proceso, centrado en buscar datos que vinculen estos cambios poblacionales al cambio climático. Los profesores de la Universidad de Vigo Marcos Rubal y Jesús Souza Troncoso colaboran en este proyecto con Puri Veiga, de la Universidad de Santiago de Compostela y Juan Moreira, de la Universidad Autónoma de Madrid. Explican que este proyecto nació en 2010 cuando, trabajando en otros estudios, detectaron algunas especies de gasterópodos que no eran habituales en Galicia. En 2011 pusieron en marcha una investigación específica que comprendió muestreos desde el sur de Portugal hasta la Mariña lucense «para tener una idea general de la distribución de estas especies, que principalmente son caracoles«. Gracias a este trabajo de campo cuentan ya con una visión global de la distribución que permite identificar cambios en la misma, y así seleccionar seis especies en las que se detectaron cambios sustanciales de distribución para estudiarlas en detalle: tres boreales de aguas frías que estaban retrocediendo y tres tropicales que comenzaban a aparecer en zonas donde no eran habituales.

Los datos obtenidos en la primera fase del trabajo constatan precisamente que las tres especies boreales son cada vez menos abundantes y están retrocediendo hacia el norte, hasta desaparecer de zonas en las que décadas atrás eran comunes. Por el contrario, las especies tropicales, que antes sólo se encontraban en el sur de Portugal, ahora están en muchos presentes en buena parte de la cornisa cantábrica. Marcos Rubal explica que estos cambios son muy significativos porque «la península ibérica es una frontera, un espacio de cambio, el límite norte de muchas especies subtropicales y el límite sur de las de aguas frías boreales y por eso es aquí donde primero se notan los cambios». A partir de este punto les queda por delante el reto de obtener evidencias científicas que relacionen este fenómeno con el cambio climático y destacan que «todo apunta la que es así, pero pueden actuar muchos condicionantes que provocan estos cambios y debemos determinar en que medida actúa cada uno».

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Jesús Souza, Marcos Rubal, Juan Moreira y Puri Veiga.

Falta de conocimiento sobre especies comunes

Los investigadores remarcan que se encuentran en una etapa inicial del estudio, que se desarrolla en paralelo a los proyectos de investigación de sus grupos, pero ya tienen publicados varios artículos científicos avanzando algunos de los resultados en revistas como Journal of Sea Research o Journal of Experimental Marine Biology and Ecology. Remarcan que uno de los principales inconvenientes con los que se encontraron es la sorprendente falta de información biológica sobre especies tan comunes y conocidas como los caramuxos o las lapas. «Existen estudios de las especies en otros lugares, como Reino Unido u Holanda, pero no en Galicia y, dado que las condiciones aquí son diferentes, es preciso un conocimiento adaptado al entorno, que sin embargo no existe». Por eso, su trabajo avanza paralelamente en este sentido, para ampliar el conocimiento de la biología básica de estas especies.

Avance de las especies subtropicales y retroceso de las boreales

El último trabajo de muestreo que hicieron abarcó de Ribadeo a Sagres, en el sur de Portugal, lo que comprende 170 playas. «En cada una de ellas medimos la abundancia de las seis especies, las tres tropicales y las tres boreales y vemos como las subtropicales, absolutamente todas incrementaron su rango de distribución». De hecho, detectaron que una de las tres especies tropicales que están estudiando (Siphonaria pectinata) en 1917 sólo aparecía en el estrecho de Gibraltar y el sur de Portugal y en 1940 ya estaba en Buarcos, a la altura de Coímbra. En los muestreos recientes, explica Veiga «ya la encontramos en Arteixo y en muy buenas condiciones, con diferentes tallas, con huevos y reproduciéndose». Las otras dos especies tropicales con las que trabajan tienen, a la diferencia de la anterior, un rango de distribución discontinuo, es decir, que aparecían desde Gibraltar hasta cerca de Setúbal, pero también en el País Vasco y Cantabria. En la actualidad a Phorcus sauciatus ya tiene colonizado toda la costa, excepto un tramo entre Puerto y Peniche, mientras que la tercera de ellas, si bien no aumentó su presencia en el sur, en el norte de la península se extendió con fuerza, llegando del País Vasco a Ferrol.

Las especies de gasterópodos de aguas frías, por el contrario, retroceden. En estos trabajos los investigadores se centraron en tres Littorina saxatilis, Littorina littorea (caramuxo) y la Nucella lapillus. Estas tres especies, destacan los investigadores, «tienen su límite de distribución en el sur de la península ibérica pero no encontramos poblaciones estables, por ejemplo de Nucella, hasta Lisboa». El caso de la Littorina saxatilis es semejante, ya que en la zona de Lisboa tan sólo está presente en una playa, mientras que la Littorina littorea hasta Óbidos desapareció totalmente.

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Factores, consecuencias y relación con el cambio climático

El equipo de investigadores trabaja ahora con experimentos concretos que les permitan determinar que condiciones provocan estos cambios, como la temperatura del agua, la salinidad, etc. Semeja que todo apunta al cambio climático y destacan las evidencias científicas de que agua se calentó, «pero el cambio global es mucho más que temperatura, también influye acidificación de los océanos, los cambios en las corrientes, la exposición a las olas, etc.»

Los científicos también subrayan las consecuencias que estos cambios en los patrones poblacionales pueden provocar en los ecosistemas, otro cambio que también están estudiando. Ponen como ejemplo el caso de la Stramonita haemastoma, una especie subtropical semejante la una Nucella pero 20 veces más grande, que por lo tanto es quien de comer 20 veces más mejillones y alterar el ecosistema. «Podría tener un efecto bastante radical se se establece aquí, tanto porque puede acabar con recursos como porque desplazaría las especias propias», recuerdan. También hacen hincapié en las pequeñas poblaciones aisladas de determinadas especies que resisten en el sur gracias a un microhábitat. «En el caso de una inversión climática futura, podrían ser las encargadas de recolonizar los hábitats que antes eras suyos», siempre que sean ricas genéticamente y puedan resistir y volver colonizar. Por el contrario, de ser pobres genéticamente, cualquiera otra perturbación, como un vertido, podría hacerlas desaparecer, concluyen.

Fonte:

Duvi

Imagen destacada:
By H. Zell ? Own work, CC BY-SANA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=33644356

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Author: Cíes.gal

Redacción Cíes.gal.

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