Ao presentar a entrevista de Jesús Molanes Gamallo, garda forestal das illas Cíes en 1963, comentabamos sobre as súas inquedanzas e temores polo comportamento de moita xente que ía no verán de acampada ás Cíes.
Falaba de actitudes pouco cívicas que poderían conlevar consigo situacións indesexables coma un probable incendio forestal sobre os cultivos de piñeiros e eucaliptos, que se implantaron nas illas Cíes con distinta intensidade, dende polo menos unha década antes.
Y tanto fue el cántaro a la fuente…que ardeu. Xa o vaticinara o garda forestal de Cíes poucos días antes. E ocorreu o que tiña que ocorrer. Un incendio forestal acompañado da inexistencia de medios para facer frente a ese tipo de situacións e unha sorprendente desidia cidadán. Algúns campistas se queixaran de que pecharan o bar, xa que os donos do mesmo, veciños de Cíes, foron axudar nas labores de extinción.
Apenas unha semana antes, a Alcaldía facía un chamamento á prudencia e ao civismo para non ter que chegar a este tipo de situacións. Os temores cumpríronse.
En vindeiras entregas continuaremos co malestar que ocasionou este desgraciado acontecemento na sociedade viguesa. O suceso de 1963 daría moito que falar. Así, afondaremos e reflexionaremos ao respecto.
Tres referencias de hemeroteca ilustran perfectamente o acontecido.
Stop, stop, stop
11/07/1963
“ALCALDE RUEGA, no se haga fuego en las Cíes. Stop. Puede peligrar la repoblación forestal. Stop. Esperamos excursionistas tengan en cuenta recomendación. Stop. Islas Cíes deben tener alcalde de barrio, Stop. Sería conveniente su urgente designación. Stop. Se rumorea sea nombrado un alemán nacionalizado en España. Stop. De todos es conocido su entusiasmo por estas islas. Stop”.
La calle
23/07/1963
“Al periodista no le resulta nada agradable tener que alzar la voz para criticar. Y le gusta menos si la crítica ha de producirse con dureza. Pero aunque no le agrade considera que debe hacerlo y, claro está, lo hace.
Hubo un incendio forestal en las Cíes, en la tarde del domingo. Esto lo sabe a estas horas todo el mundo. Pero en este incendio forestal, cosa muy posible con este tremendo calor, sucedieron algunas cosas que es preciso decir.
La primera, que no hace aún muchos días los vigilantes forestales de las Cíes llamaban la atención sobre el peligro del fugo, pidiendo a los que acuden a las islas la máxima vigilancia a la hora de preparar sus comidas, los que lo hacen en plan campero. Se ve que la advertencia no fue oída. Y que alguien no se preocupó suficientemente de apagar, no sólo las llamas de la hoguera circunstancial, sino también el rescoldo. Hay gentes así, tan tranquilas, que carecen del más elemental sentido de responsabilidad; que poseen una indiferencia tan absoluta que les impide pensar en el mal, que puede ser grave derivado de su despreocupación. Claro que el fuego fue puramente fortuito. Pero aún así, lástima no conocer al causante.
Otra cosa, quizá peor, la falta de colaboración de los hombres que se encontarban en las Cíes cuando, advertido el fuego, se organizó su extinción a fuerza de brazos.
El ejemplo lo dieron algo más de medio centenar de muchachos, de una asociación católica, que allí se encontraban de acampada procedentes la mayoría de Madrid y otros de Vigo. Desde el primer momento, estos jóvenes se organizaron de una manera inteligente. Los pequeños, en incansable lanzadera yendo a buscar agua a la zona baja de la isla, la mayor parte en sus cantimploras, por falta de vasijas mayores-lo que re poco más que traerla en dedales-, para llevarla a la zona alta, donde estaba el fuego. Los mayorcitos cortando maleza con inadecuadas hachas, que no entran en el tojo, y a golpe limpio, con ramas de pino, contra las llamas.
Los hombres no respondieron más que en una mínima, insignificane, parte a los requerimientos que se les hacían para combatir el incendio. De todos los que se encontraban allí, solo una veintena, poco más o menos.
Y en esa veintena cuenten ustedes a cinco guardias municipales, a los propietarios del bar allí existente-que por cierto cerraron el negocio para atender este deber cívico, entre las protestas de los que se consideraban privados de bebidas-y el jardinero mayor del Ayuntamiento de Vigo.
Los demás tomaron aquello por un espectáculo en el que ellos se negaban a participar. Ellos habían ido a pasar un rato agradable: ¿por qué iban a molestarse?. No queremos escribir el calificativo que vendría al pelo a su actitud. Para su vergüenza, creemos suficiente consignar el hecho cuando los hombres se sentían indiferentes o cautos, con la única preocupación de embarcar rápidamente”.
El Pueblo Gallego, diario de la mañana a los intereses de Galicia
Fuego en las Cíes
Un incendio puso en peligro su repoblación forestal.
Comenzó el domingo a las tres de la tarde y se le pudo dominar a las cinco de la madrugada.
23/07/1963
“Lo que tanto temíamos ha ocurrido aunque afortunadamente sin graves consecuencias pese a que las primeras noticias recibidas no eran en nada alentadoras. Sí. El pasado domingo se originó un incendio que pudo tener caracteres dramáticos por cuanto fueron muchos los excursionistas desplazados a aquel paradisíaco lugar y sobre todo pudo acarrear consigo su pérdida material que traducida a pesetas se cifraría en una respetable cantidad seguida de tres ceros, dada la importante zona dedicada a repoblación forestal. Afortunadamente todo quedó en un susto prolongado que tuvo su final en la madrugada del lunes. Sirva esto de lección a los desaprensivos que arrojan al suelo los cigarrillos encendidos, o a aquellos que creyendo obrar de una manera normal se dedican a encender fuegos en zonas eminentemente peligrosas.
El siniestro se originó a las tres de la tarde en la parte sur de las isla Norte, exactamente en la zona que domina el faro. Acto seguido un número de muchachos-sus edades oscilaban entre los nueve y catorce años-se pusieron afanosamente a sofocar el fuego ayudados por algunos jóvenes que sabiendo su obligaciones cívicas no dudaron en ponerse a las órdenes del guarda forestal residente en la isla.
A las siete de la tarde y en vista de que el incendio adquiría un mayor incremento salió de Vigo un retén de bomberos(cinco hombres)que llevaron dos extintores químicos, cerca de mil metros de mangas y una motobomba. Una vez llegados localizaron el foco principal y pudieron apagarlo, cosa que quedó realizada a las ocho y veinte.
A las once de la noche volvió a reproducirse y fue entonces cuando se temió una verdadera catástrofe. Nosotros nos desplazamos a Panjón de madrugada y desde la costa pudimos apreciar que efectivamente el fuego continuaba. Tratamos de recoger datos en diversos centros pero allí muy poco se sabía de la situación en aquellos momentos.
Mientras tanto en la isla continuaba la lucha contra el fuego al que por fin se pudo dominar a las cinco de la madrugada. Durante los trabajos de extinción afortunadamente solo hubo que lamentar ligeras heridas producidas por los tojos existentes en aquella zona, que por fortuna es la menos adelantada en cuanto a repoblación forestal se refiere, por lo que las pérdidas no fueron tan elevadas como en un principio se temía.
Ahora bien, sirva esto de lección. Las islas son maravillosas y todos tenemos la obligación de conservarlas, sobre todo aquellos que van a aquel lugar en busca del descanso. Ellos deben ser los primeros en el cuidado de aquella zona. Es cierto que muchos no lo hacen y vamos a hacer nuestras unas palabras dichas por el guarda forestal en una entrevista recientemente publicada en nuestro diario -y van a aquel lugar <en plan de romería>-. Contra éstos es contra los que debe instalarse una campaña intensa. Localizarlo es fácil. Una vez hecho, prohíbasele la entrada en aquel lugar. Por otra parte, y con ello finalizamos, ¿no sería conveniente el situar allí sobre todo los días festivos un retén de bomberos?. Hágase cuanto antes los posible por dotar a aquel lugar de todo aquello, o por lo menos lo más elemental, para una evitación de situaciones como las de aquel domingo. Vale más prevenir que remediar”.
F.J.P.G
El Pueblo Gallego, diario de la mañana a los intereses de Galicia
Texto pe de foto:
“Desde los muelles de la estación marítima se estuvo en contacto permanente con las islas Cíes, durante toda la tarde del domingo, al objeto de conocer la marcha del incendio allí originado y que afortunadamente no tuvo mayores consecuencias pese a que en principio se temió una verdadera catástrofe”. (F. Story)
El Pueblo Gallego, diario de la mañana a los intereses de Galicia
Continuará…
Ler tamén: Entrevista a Jesús Molanes, garda forestal de Cíes. Verán de 1963 e Bombeiros e policías de Vigo foron gratificados por participar na extinción dun incendio nas Illas Cíes. Ano 1963