Musgos, hongos y líquenes son seres vivos poco conocidos por el público en general que juegan un papel fundamental en los ecosistemas. Los líquenes tienen la singularidad de estar formados por una alga y un hongo que viven en simbiosis para constituir un ser vivo diferente a ellos y con características únicas.
La simbiosis proporciona a los líquenes ventajas frente a los dos componentes por separado. Viven habitualmente en zonas donde ni una alga ni un hongo podrían crecer de manera aislada, ya que las primeras serían destruidas por el clima y las segundas no encontrarían alimento.
Viven sobre sustratos muy diversos como rocas, arena, maderas, cortezas, suelos e incluso en las rocas litorales. Faltan en el mar, en los tejidos animales y en zonas donde la contaminación del aire es muy elevada.
En el Parque Nacional están catalogadas por el de ahora 231 especies de líquenes, siendo gran parte de distribución restringida y 17 especies incluidas en la Lista Roja de macrolíquenes de la UE.
Los líquenes más representativos del Parque Nacional son los que colonizan rocas en el litoral representados en tres cinturones liquénicos perfectamente diferenciados, zona litoral (cinturón negro o de verrucaria) zona supralitoral inferior (cinturón naranja o de caloplaca) y zona supralitoral superior (cinturón de ramalina).
El que aportamos en esta imagen es una comunidad de ramalina spp.
Imagen:
Pedro Figueras